Consiste en un cáncer que se
desarrolla en uno o ambos testículos. Más del 90 por ciento de los
cánceres de testículo se desarrollan en las llamadas “células germinativas”.
Dentro de este tipo de cánceres, existen 2 subtipos principales: seminomas y no
seminomas. La mayoría de los cánceres de las células germinativas testiculares
comienzan como una forma no invasiva (sólo afecta a la superficie del testículo
en sí) llamada carcinoma in situ. Aproximadamente unos cinco años después, este
carcinoma degenera en la forma invasiva, penetrando en los tejidos adyacentes y
propagándose a otras partes del cuerpo humano.
CAUSAS
La criptorquidia. En
condiciones normales los testículos formados en el abdomen, emigran hasta el
escroto. Pero en el caso de sufrir criptorquidia los testículos del feto no
descienden hasta el escroto desde el abdomen. En otros casos, el testículo
comienza el descenso, pero queda trabado en el área de la ingle.
Una historia familiar de
cáncer testicular. Es un tipo de cáncer que se suele presentar en varios casos
de la familia, casi nunca sólo en un individuo de la misma.
La profesión puede
ser un factor de riesgo, si es que el individuo se ve expuesto continuamente a
ciertos productos químicos (carbón, petróleo, gas, curtidos, licores, etc...) o
si se expone de forma prolongada a temperaturas de frió o calor extremas.
El riesgo de padecer este
tipo de cáncer es mayor entre los infectados por el HIV,
o que han desarrollado el sida.
Otras infecciones no se han podido relacionar, como tampoco el hecho de haber
padecido lesiones testiculares.
El carcinoma in situ no
produce masa ni provoca síntomas, pero casi siempre deriva hacia un cáncer.
Asimismo, el hecho de haber desarrollado cáncer en un testículo es un factor de
riesgo alto de desarrollarlo en el otro testículo.
SÍNTOMAS DE CÁNCER DE TESTÍCULO
Muchos tipos de cáncer de
testículo no manifiestan síntomas claros hasta llegar a las etapas en que ya se
ha producido la propagación del mismo a otros órganos; e incluso en otros casos
la sintomatología puede llevar a confusión con otras enfermedades diferentes.
El síntoma más claro es la
aparición en un testículo de una masa o abultamiento que no suele causar dolor
ni incomodidad; o un estiramiento o hinchazón en la zona testicular. Otra
sintomatología es la sensación de pesadez o dolor en el abdomen inferior, o en
el escroto.
El crecimiento de las mamas
(ginecomastia) es un síntoma que muy pocas veces se suele encontrar. Tal
crecimiento se debe a que ciertos tipos de tumores segregan altos niveles de la
hormona gonadotropina coriónica, que afecta al desarrollo de las mamas.
A veces no se presenta
ninguna sintomatología, detectándose la enfermedad tan sólo como consecuencia
de las exploraciones motivadas por otra patología. También existen muchas
patologías muy diferentes de las cancerosas que pueden producir sintomatologías
parecidas a las del cáncer testicular. La inflamación de los testículos
(orquitis) puede resultar dolorosísima. Esta enfermedad está causada, entre
otras, por infecciones bacterianas o virales; un factor de riesgo puede ser la
contracción de una parotiditis durante la etapa adulta.
PREVENCIÓN
La atención de seguimiento
es importantísima tras el proceso de tratamiento. Las pruebas más frecuentes
son los análisis de sangre (para estudiar ciertos niveles de proteínas) que
ayudarán al enfermo a detectar la posibilidad de una recidiva, una metástasis o
la aparición de un nuevo tumor. Igualmente se le realizarán pruebas
radiológicas, tomográficas, etc... con el mismo objeto. Es esencial que el
enfermo haga un especial esfuerzo para acudir a todas las revisiones con el
especialista, siguiendo aquél al pie de la letra todas las indicaciones de
éste. Si se observa cualquier tipo de síntoma nuevo o recurrente, se deberá
acudir de inmediato a la consulta. El tratamiento del cáncer puede hacer que el
enfermo se sienta cansado. En estos casos, hay que recordar que se necesita un
tiempo prudencial para la recuperación; que se necesita no tener excesiva prisa
regresar al trabajo o a las actividades cotidianas. El cuerpo agradecerá a la
larga los cuidados que se le suministren durante el tratamiento y la
recuperación. Se debe intentar, con todo, estar activo y saludable. En este
sentido, merece la pena dejar de fumar, y mejorar la dieta de una forma
equilibrada (rica en frutas, vegetales y granos enteros). Cuando se recuperen las
fuerzas, el enfermo debería intentar la práctica de ejercicio físico, unas
pocas horas a la semana.
TIPOS DE CÁNCER DE TESTÍCULO
Una clasificación primaria
de los tumores de las células germinativas en los hombres se establece en torno
a la diferenciación entre Seminomas y No Seminomas.
- Los Seminomas: Se desarrollan en las células productoras de esperma de
los testículos. Dentro de esta categoría, y en base a su aspecto al
microscopio, se establecen dos subtipos principales: los seminomas típicos
(suelen aparecer en individuos entre los 30 y los 50 años) y los seminomas
espermatocíticos (suelen aparecer en individuos superiores a los 50 años,
estando situada la media de edad para este tipo de cáncer en los 65 años). Se
desarrolla de forma muy lenta, por lo que no provoca metástasis.
- Los tumores No Seminomas: Son cánceres de las células germinativas que normalmente
se desarrollan en individuos más jóvenes que los seminomas. Del saco vitelino,
el coriocarcinoma y el teratoma:
- Los carcinomas
embrionarios suelen ser un tipo muy agresivo de cáncer, puesto que tienden
a irradiarse a otros órganos y desarrollarse muy rápidamente.
- Los carcinomas del saco
vitelino también son conocidos como tumores de los senos endodérmicos,
carcinoma embrionario infantil u orquidoblastoma. Afecta principalmente a niños
y jóvenes, teniendo grandes posibilidades de curación cuando se detectan en la
primera infancia. Sin embargo, son mucho más complicados en individuos adultos;
sobre todo si no contienen otros tipos de células No Seminomas.
- Los coriocarcinomas se dan
muy raramente y sólo en adultos. Son muy peligrosos por su invasividad, dándose
el caso de que en estado “puro” generalmente no se presenta en los testículos.
- Los teratomas son tumores
de las células germinativas con áreas que, al microscopio, se asemejan a cada
una de las tres capas de un embrión en desarrollo: el endodermo (la capa más
profunda), el mesodermo (la capa intermedia) y el ectodermo (la capa exterior).
- Los tumores estromales se
presentan en los tejidos de soporte y en los productores hormonales de los
testículos. Dos tipos de tumores muy importantes pertenecen a esta clase de
cáncer testicular: los tumores de las células de Leydig (localizados en ese
tipo de células productoras de andrógenos) y los tumores de las células de
Sertoli (desarrollados en ese tipo de células testiculares productoras de
esperma). Ambos tipos de tumores suelen ser benignos, no propagándose más allá
de los testículos y tratándose mediante la extirpación.
- Tumores testiculares
secundarios originados en otros órganos y propagados al testículo. En edades
avanzadas el linfoma testicular suele ser más frecuente incluso que el resto de
tumores testiculares puros. La extirpación, continuada por radiación y/o quimioterapia
es el tratamiento más adecuado.
DIAGNÓSTICOS
El cáncer de testículo, si
es detectado precozmente, puede ser una enfermedad con muchísimas posibilidades
de curación. Una de las formas de detección precoz consiste en un sencillo
autoexamen que cualquier persona puede realizar en apenas un minuto o dos. El
autoexamen debe comenzarse a una edad temprana.
Para realizarlo, lo mejor es
hacerlo después de la ducha o baño caliente, cuando la piel del escroto está
más fina y relajada. El examen se debe realizar testículo por testículo.
Primero se debe comprimir el testículo y enrollarlo suavemente entre los dedos
índice y pulgar, intentando palpar en busca de cualquier bulto en la superficie
del testículo. Asimismo, se debe observar si el testículo ha experimentado
algún cambio de tamaño o dureza, comparándolo con el examen anterior. Se debe
tomar como normal una pequeña línea firme entre los testículos. El conducto de
salida, que es como una cuerda, también es una parte normal del escroto, y no
representa ningún aumento de tamaño; como también es normal que un testículo
sea ligeramente más grande que el otro. Si se nota algún bulto, hinchazón o
llaga, no quiere decir que tenga un cáncer de testículo; pero sí que debe
realizar una consulta (lo antes posible) a su especialista para conocer la
razón de esta circunstancia.
TRATAMIENTOS
-Fase I: El tratamiento
estándar del seminoma se basa en la extirpación del testículo y del cordón
espermático, seguida inmediatamente por una radioterapia centrada en los ganglios
linfáticos regionales con dosis muy moderadas. Existe un tratamiento
alternativo, en el que se sustituye la radiación inmediata de los ganglios por
un periodo de seguimiento intensivo (pruebas de sangre y radiológicas) en busca
de indicios de metástasis. En caso de que ésta no se produzca, no se suministra
radioterapia adicional a la cirugía. Si en cambio se detecta la propagación
cancerosa, se utiliza la quimioterapia o radioterapia. La preservación de los
ganglios es otro de los tratamientos en el que, igual que en el caso anterior,
el paciente debe someterse a un seguimiento exhaustivo para detectar signos de
una posible metástasis. Si ésta se produce, se extirparán los ganglios y se
utilizará posiblemente la quimioterapia. Si no, será posible evitar la
extirpación de los ganglios linfáticos. En el caso de los tumores de células de
Sertoli o de células de Leydig, se recomienda la extirpación radical del
testículo y del cordón espermático; puesto que estos tumores son muy
resistentes generalmente frente a la quimio y radioterapia. Si se tiene la
menor sospecha de que el cáncer se pueda haber propagado, lo más normal sería
la extirpación de los ganglios linfáticos retroperitoneales.
-Tratamiento en la fase II:
Los tratamientos administrados en la etapa dos del cáncer de testículo se
dividen, como en la fase I, entre los tumores de células germinativas seminomas
y no seminomas. En el primer caso, además, se distingue entre seminomas
“abultados” y “no abultados”.
Los no abultados se tratan con extirpación del testículo y del cordón espermático, seguida de radiación en los ganglios linfáticos regionales (retroperitoneales).
Los abultados se someten a la misma operación quirúrgica; acompañada en este caso por una opción de radioterapia en los ganglios retroperitoneales, en los abdominales y en los pélvicos; u otra opción de tratamiento quimioterapéutico de combinación que incluya el cisplatino.
Los no abultados se tratan con extirpación del testículo y del cordón espermático, seguida de radiación en los ganglios linfáticos regionales (retroperitoneales).
Los abultados se someten a la misma operación quirúrgica; acompañada en este caso por una opción de radioterapia en los ganglios retroperitoneales, en los abdominales y en los pélvicos; u otra opción de tratamiento quimioterapéutico de combinación que incluya el cisplatino.
-El tratamiento de los tumores
no seminomas en etapa II: es la extirpación del testículo y del cordón
espermático, acompañada de la extirpación de los ganglios linfáticos
retroperitoneales. En casos de que el cáncer haya invadido masas de ganglios
tan grandes que no se pueden extirpar con eficacia, se realiza una extirpación
del testículo y del cordón espermático, seguida por quimioterapia; que
generalmente incluye varios tratamientos de medicamentos.
-Tratamiento en la fase III:
Los seminomas en la etapa III se tratan con cirugía seguida de quimioterapia
múltiple combinada. El régimen de quimioterapia puede ser el mismo que el
descrito en la fase II del desarrollo del cáncer testicular, descrita con
anterioridad. En el caso de aquellas metástasis que se hayan propagado al
cerebro, el tratamiento estándar consiste en una combinación de quimioterapia
más radioterapia dirigida a dicho órgano. Seminomas y no seminomas en esta
etapa III reciben usualmente el mismo tipo de tratamiento, y tienen esperanzas
de curación y supervivencia similares.
-Tratamiento de las
recidivas del cáncer de testículo: Este tratamiento se administra cuando, tras
un primer tratamiento, vuelve a aparecer el cáncer. En este caso, el régimen
del tratamiento depende de la fase en que se trató originariamente el cáncer de
testículo y del tratamiento administrado. Si la recidiva se produce en los
ganglios regionales, tras un tratamiento exclusivamente quirúrgico de tumores
en la fase I, se puede tratar con radiación o cirugía. La recidiva distante
después de un tratamiento con quimioterapia se trata con quimioterapia radical
utilizando diferentes combinaciones de medicamentos. Los pacientes cuyos
pronósticos estén caracterizados por factores marcadamente desfavorables se
pueden tratar en pruebas clínicas con altas dosis de quimioterapia radical,
seguida por trasplante de células madre.
-Tratamiento más común:
La cirugía: Significa la extirpación del testículo o de ambos. Se realiza
mediante una incisión en la ingle, para a continuación extraer el testículo a
través de la abertura cortando el cordón espermático que une el testículo al
abdomen. Este procedimiento se denomina como orquiectomía inguinal radical. Si
se extirpan ambos testículos, el individuo no será capaz de producir células
espermáticas; y por lo tanto quedará estéril. Esta circunstancia puede verse
aminorada por medio de las técnicas de extracción y congelación previa de
espermatozoides. La cirugía para extirpar los ganglios linfáticos
retroperitoneales puede dañar los nervios cercanos que controlan la
eyaculación. El daño a estos nervios puede igualmente causar la esterilidad.
OTROS DATOS
Fertilidad y cáncer de
testículo: Los hombres con cáncer testicular que deseen tener hijos en un
futuro, deberían tener en cuenta la posibilidad de preservar su esperma antes
de empezar el tratamiento. Esto es especialmente importante para los hombres
cuyos recuentos espermáticos o cuya calidad del esperma se sitúan en unos
niveles inferiores a los normales. A los efectos de la crió preservación
(congelación) del esperma, se suelen necesitar tres muestras.
El paciente debe abstenerse
sexualmente entre las 48 y 72 horas anteriores a la toma de la primera muestra,
y entre cada una de las siguientes dos tomas. El proceso de preservación del
esperma normalmente dura entre una semana y diez días; tiempo de retraso que no
afectará al tratamiento del paciente.